El avión navega sobre Oroklini, en Chipre, y debajo se ve una bandada de estorninos, bien conocidos en Europa y Asia por sus vuelos masivos y coordinados, llamados murmuraciones en inglés, y por su capacidad para imitar sonidos. Mozart tuvo durante tres años un estornino como mascota, que recibió sepelio formal al morir, en el que el compositor recitó un poema escrito para el ave. El estornino había aprendido a cantar casi a la perfección la melodía del tercer movimiento de su Concierto para Piano N° 17, lo que inspiró a Mozart a comprar el ave. La vista remite, a su vez, a la heroica decisión que tomó Chesley Sullenberger de acuatizar en el río Hudson, cuando los dos motores de su Airbus A320 se apagaron tras el choque con una bandada de pájaros. En ese caso, sin embargo, se trató de aves de gran peso, los gansos de Canadá, según surgió del análisis de ADN que se realizó durante la investigación del accidente del vuelo 1549.
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