Desde hace años, empresas de todo el mundo buscan en la Argentina recursos humanos y talentos altamente capacitados para nutrir sus equipos de trabajo. Algunos emigran, pero otros, tecnologías mediante, brindan al exterior servicios basados en el conocimiento sin necesidad de sufrir el desarraigo, aunque terminan siendo víctimas de la informalidad: no existe marco legal que les permita facturar en moneda extranjera.
Con el proyecto coloquialmente llamado monotech que impulsa el ministro de Economía, Sergio Massa, desde el Estado pretendemos establecer una herramienta que amplíe derechos e iguale oportunidades entre las y los trabajadores informales de un sector cada vez más dinámico, pujante y estratégico en el desarrollo sostenible de nuestro país.
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Las voces disonantes se alzan para decir que esta medida atenta contra las industrias. De ninguna manera es así porque lo primero a reconocer es que las y los profesionales venden sus servicios, pero los facturan fuera del país o los cobran en criptomonedas. El equipo económico conoce esta realidad y por eso instrumenta un mecanismo legal para atender esta situación y garantizar el derecho de todo argentino a trabajar en el marco de la ley.
En segundo lugar, más que generar dólares, el monotech garantiza que actividades vinculadas a los videojuegos, la ingeniería, el diseño, la consultoría, la docencia, la investigación, la arquitectura y la comunicación –por citar ejemplos aleatorios–, ingresen moneda extranjera en blanco. Así brinda al trabajador el acceso al sistema económico registrado, lo que le permite comprar una casa, un auto o simplemente manejar el dinero con absoluta libertad.
Además, lejos de promover la fuga de talentos, el monotech los retiene, ya sea en alguna ciudad de San Juan y Formosa o en las pequeñas localidades de Córdoba, Mendoza y Santa Fe. En definitiva, el monotech alienta la autonomía de emprendedores y profesionales independientes.
En estos años, el Congreso de la Nación sancionó las leyes de software, de economía del conocimiento y de bio y nanotecnología, todas normativas que otorgan exenciones impositivas, reducción de aportes patronales y de pago de ganancias, así como por impulso del ministro Massa se promulgó un régimen de fomento a las inversiones para exportaciones y se extendieron los bonos de crédito fiscal, todos incentivos en beneficio de más de 680 empresas. Por eso también es justo llevar adelante medidas como el “monotech”, que promueve todo el talento de nuestros profesionales y emprendedores que desarrollan de manera independiente sus carreras abiertas al mundo.
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