La Guerra Civil Española (1936-1939) lanzó en defensa de la República a muchos brigadistas internacionales, incluyendo a intelectuales que se trasladaron a colaborar y atestiguar. George Orwell dejó constancia en su Homenaje a Cataluña. Hay apenas información, en cambio, de lo que hizo la filósofa Simone Weil (1909-1943) en su paso de un mes y medio por Barcelona y Aragón con la idea de sumarse a la Columna Durruti, las milicias anarquistas. Solo quedan algunas notas de diario y una foto de ella en uniforme. Sí se conservó una carta que le escribió al novelista Georges Bernanos, al que no conocía, y que es el pivote de La columna, de Adrien Bosc (Aviñón, 1986). Católico y con simpatías por el falangismo, el francés, instalado entonces en Mallorca, ya había expresado en Los grandes cementerios bajo la luna su espanto por los crímenes franquistas. Es por eso que Weil –de origen judío, pero mística– le escribe para darle su visión como no católica “a la que nada cristiano le ha sido nunca ajeno”.La carta se reproduce mediado el libro, y divide en dos una narración escueta que busca atenerse a la verdad de la experiencia de Weil al tiempo que completa con cautela sus vacíos. En la primera parte, se desarrollan algunos de los puntos de su permanencia en España: el trato con sus compañeros de barricada, también el cruel fusilamiento de un falangista de 16 años, y un accidente. En la última parte, se sigue con breves viñetas el destino posterior, después de aquella guerra, de Weil y esos compañeros, y el del propio Bernanos. Una estructura precisa para abordar los malestares de la historia.
La columna
Por Adrien Bosc
Tusquets. Trad.: J. M. Salmerón Arjona
152 páginas, $ 3800
43 total views, 1 views today