Imagen de archivo del artista colombiano, Fernando Botero, quien falleció a sus 91 años en la mañana del viernes 15 de septiembre del 2023 – crédito Colprensa
El pintor y escultor colombiano Fernando Botero es, quizás, uno de los más importantes de todos los tiempos. A su muerte en Mónaco en la mañana del 15 de septiembre, dejó un importante legado construido a lo largo de su carrera, que lo llevó a exhibir sus obras en todo el mundo y a convertirse en uno de los artistas más cotizados del planeta.
Las obras de Botero son muy fáciles de reconocer. El colombiano -nacido el 19 de abril de 1932 en la ciudad de Medellín (Antioquia)- llegó casi que por accidente a las manos del arte. A sus 15 años, cuando se preparaba para ser torero, vendió su primera obra a la salida de la plaza de toros La Macarena y allí descubrió que su propósito de vida estaba lejos de los toros.
En 1956, cuando perfeccionó su técnica y se estaba viviendo México probando suerte con sus obras -que por ese entonces en su mayoría pasaban desapercibidas- creó sin saberlo el singular estilo que lo caracterizaría a lo largo de su carrera: el volumen y la “sensualidad de las formas”.
Las pinturas y esculturas de Botero se caracterizaron por su volumen. Esta obra ‘Mujer con guitarra’ fue subastada en París, en la colección «L’art à fleur de peau» – crédito Galería Duque Arango
En un artículo escrito para el diario El Tiempo, fechado del 6 de diciembre de 1998, su hijo Juan Carlos Botero, describió el momento en el que su padre dibujó una mandolina (una especie de guitarra) y exageró la proporción entre la pequeña abertura del instrumento y su cuerpo.
“Ya es leyenda lo que significó para el pintor aquella experiencia: de pronto, sobre el papel, la mandolina multiplicó su tamaño y las proporciones sufrieron un cambio radical. Por primera vez, el joven vislumbró una posibilidad plástica original, y más de cuarenta años después la sigue explorando, pues en ese hallazgo radica la esencia de su estilo, un estilo que hoy es reconocido en el mundo entero”, escribió en su momento el hijo del fallecido artista.
En 1956, Fernando Botero descubrió su estilo dibujando una mandolina. Años después a su corriente se le llamaría ‘Boterismo’ – crédito archivo particular
Frente al volumen característico de sus obras, Botero comentó en su momento: “Siempre he mantenido que mis modelos no son gordos. Lo que me interesa es la sensualidad de sus formas y la expresión del volumen”.
El ‘Boterismo’ y la importancia de sus obras
El estilo de sus obras generó tanto interés a nivel nacional e internacional con el paso de los años el artista rompió su propio récord de ventas. En 2018, su pieza Adán y Eva fue subastada en 2.9 millones de dólares por la casa británica Bonhams, y tan solo cuatro años después superó su título en una subasta en Christie’s (Londres) con la venta de su escultura Horseman por 4.3 millones de dólares, reseñó la Galería Duque Arango.
Imagen de Horseman, la escultura con la que Fernando Botero superó su propio récord de ventas – crédito archivo particular
Para Emanuel Enciso Camacho, decano de la Facultad de Comunicación, Periodismo y Artes de UNINPAHU, el éxito de las obras de Botero recayó no solo en su estilo original -que luego tomaría el nombre de ‘Boterismo’- sino en el propio significado que el artista antioqueño buscó expresar con él.
“En estas figuras curvilíneas realmente había una expresión de crítica, desde lo político, lo sociológico, frente a la sociedad de consumo. A la vez había una apuesta muy desafiante del artista frente a los cánones de la estética frente a las configuraciones de lo bello”, explicó Enciso a Infobae Colombia.